23 oct 2009

Voy a contarles una historia muy particular, me sucedió hace unos meses en un viejo bar. Un hola fue suficiente para entablar conversación, le improvisé un poema inspirado en su diadema, las intenciones del don Juan ya saben ustedes donde van. Cuando eran siete las cervezas haciendo alarde de destreza la invité a mi departamento inventando no sé que cuento, aceptó muy gustosa eran las dos de la madrugada que manera de darle fin a la jornada. Pasó lo que tenía que pasar la noche fue de amar y amar, lo cómico es que al despertar cuando urge una caricia, me dijo son ochenta de los verdes y eso por tratarse de ti. Le dije estoy acabado mira no tengo ni un centavo sólo amanecí un poquito enamorado aceptas un cheque post fechado que sirva de pago por haberte amado.. Me dió un beso en la barbilla que me hizo un tanto cosquillas se vistió y se fue, adonde yo no sé, una lágrima en su mejilla y en su historia otra pesadilla regresó y me dijo: tu deuda está saldada yo también me marcho algo enamorada..Ochenta verdes por ternura es una ganga en el mercado, yo que buscaba una aventura y terminé enamorado-

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